Los arces del lejano norte anuncian con el cambio de color de sus hojas la llegada del otoño. Es uno de los más bellos espectáculos de la naturaleza, y en Canadá es toda una tradición ir a visitar sus bosques de arce los fines de semana para disfrutar de esas tonalidades rojizas y amarillentas; de hecho, es el árbol que tienen en su bandera. Aquí en el lejano sur los arces están relegados a las cumbres más altas, y son auténticas reliquias de un pasado remoto. Pero aún así, también nosotros podemos disfrutar de su particular forma de anunciarnos el otoño, en lugares como Sierra Nevada en España, o en el Jbel Tissuka o el Jbel Laakra, en el Talassemtane, en Marruecos. El nombre de esta subespecie de arce es muy elocuente: Acer opalus ssp. granatense. Parque del Talassemtane.
Manuel Tapia
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