GARUM
Nos hubiera gustado contarlo en directo, pero no ha podido ser, así que seguimos con nuestra narración en diferido. Salimos rumbo a la bahía de Alhucemas. Hemos pasado una tarde en la que el camino por una carretera tortuosa nos deja unas preciosas vistas de la costa rifeña:
Desayuno en el puerto, aunque antes hemos visto el Hotel Villa Florido, bonito edificio y excelente desayuno que recuerda otras épocas durante el siglo XX en la villa de Al-Hoceima.
Podríamos definir el garum como un compuesto industrial formado por peces grasos o azules como pueden ser las sardinas, los salmones, los boquerones o los arenques, así como pequeños peces como podían ser anchoas o salmonetes y vísceras de otros grandes como eran los atunes, los cuales los ponían en salmuera que maceraban al sol durante el verano [...] Todo este preparado se removía con frecuencia de tres a más veces diarias hasta que se convertía en un líquido, que por su maceración no debía ser muy apestoso, pese a lo que se pueda imaginar. Extraído de HISTORIA Y ELABORACIÓN DEL GARUM. Carlos Azcoytia.
Después de nuestro última publicación, en la que hablábamos de la 4ª Expedición Ángel Cabrera y en la que anunciamos la intención de ir narrando el día a día de la misma, os puede sonar rara esta introducción, pero pronto entenderéis el por qué de la misma.
A las 23.59 del jueves día 5 de octubre empieza la aventura de esta 4ª Expedición, los componentes del grupo avanzadilla embarcamos en Almería en una travesía en la que nos acompaña la luna llena y un mar en calma que la hace muy agradable, con lo que a eso de las ocho de la mañana llegamos a Melilla, primer punto de contacto con el continente africano para algunos de los miembros de esta expedición.
Como ya es tradición, al llegar a Melilla nos espera Manolo, que participa en este proyecto desde sus inicios y que aporta coche, materiales y conocimientos tanto del terreno como de la fauna y flora locales. Su primera aportación, el traslado hasta la churrería donde desayunamos, a la que acuden un par de reporteros de Televisión Melilla para hacer una entrevista que nos pilla por sorpresa y que servirá para dar a conocer a los melillenses el proyecto.
Llegados a este punto alguno seguirá preguntándose por el título y la introducción de esta entrada, así que vamos a saciar ya vuestra curiosidad. Aquellos que nos seguís y conocéis un poco la historia de estas expediciones a Marruecos, sabéis que estamos estudiando la fauna, sobre todo los mamíferos, del norte del país siguiendo las rutas recorridas hace 100 años por Ángel Cabrera.
Una de las técnicas que usamos en el trascurso del estudio es la del fototrampeo, colocando cámaras que se disparan con un sensor de movimiento. Para ayudar a que se paseen más animales cerca de nuestras cámaras en esta ocasión se ha usado un atrayente inocuo, por supuesto, que hemos hecho con vísceras de pescados y otros animales macerados durante unos días y que luego hemos filtrado consiguiendo así un líquido que calificaríamos de "oloroso" siendo políticamente correctos, aunque en realidad era apestoso ... muy apestoso ... tremendamente apestoso ... al que hemos dado en llamar durante estos días "garum".
Terminamos esta entrada mientras nos vamos recuperando del primer contacto con el "garum", que en principio nos debía acompañar solamente los dos primeros días, que se suponía iban a ser los de la instalación de todas las cámaras, pero del que no nos hemos podido deshacer hasta el día 7 debido a las variadas incidencias de esta 4ª expedición que ya os iremos contando...
EN DIFERIDO
Nos hubiera gustado contarlo en directo, pero no ha podido ser, así que seguimos con nuestra narración en diferido. Salimos rumbo a la bahía de Alhucemas. Hemos pasado una tarde en la que el camino por una carretera tortuosa nos deja unas preciosas vistas de la costa rifeña:
Y ya en nuestro destino, nos recibe nuestro amigo Mohamed El Andalusi, con el que visitamos el puerto pesquero donde se puede comprar el pescado fresco y lo cocinan en uno de los bares o restaurantes de la zona. Mientras tanto, Mohamed nos enseña el puerto y nos explica un poco las artes de pesca usadas, como aquélla en la que unos barquichuelos iluminan el fondo del mar con unos grandes focos hasta que los peces acuden y es entonces cuando la embarcación principal echa y recoge las redes cargadas. También nos cuenta cómo en estos momentos, y como una novedad, se pesca mucho pulpo para venderlo al extranjero ya que en Marruecos no se come, y nunca ha habido por tanto tradición de pescarlo.
Escuchamos también cómo se usa la pesca de arrastre, que consiste en una red en forma de cono que se remolca desde la embarcación y que se mantiene abierta gracias a una especie de puertas, de manera que va engullendo todo lo que encuentra a su paso, arrastrando asimismo el lodo del fondo, y consiguiendo de este modo un tipo de pesca poco selectivo y bastante perjudicial con los fondos marinos, sin embargo este tipo de pesca es usado en todo el Mediterráneo en estos momentos. En la siguiente foto vemos las grandes redes usadas por los arrastreros:
Asimismo, en el puerto podemos observar cómo se restauran los barcos con madera de modo tradicional, algo que ya no se ve prácticamente en la Península, utilizando madera de eucalipto en este caso, que vemos aquí apilada esperando que se le de un buen uso.
Y después de este primer e intenso día, ¡a comer!
Al-insãn yudabbiru wa-l-Lãh yuqaddiru
El hombre propone y Dios dispone, refrán que compartimos con la lengua árabe, da título a esta entrada, y es que mientras el equipo que ya anda por Marruecos se dispone a desayunar en Alhucemas, el resto de la expedición está en camino de Murcia hacia Algeciras, y tenía previsto llegar esta tarde al albergue para empezar todos juntos y lo antes posible nuestros trabajos de campo. Esos eran nuestros planes, sin embargo van a ir cambiando a lo largo del día.
Desayuno en el puerto, aunque antes hemos visto el Hotel Villa Florido, bonito edificio y excelente desayuno que recuerda otras épocas durante el siglo XX en la villa de Al-Hoceima.
El resto del equipo, como os contábamos, va camino de Algeciras para embarcar hacia Ceuta, aunque han sufrido un pequeño traspiés que casi les quita el sueño:
Dando un repaso a toda la documentación, como conviene hacer cuando se sale al extranjero, uno de los integrantes de la expedición se da cuenta de que lleva el pasaporte caducado 😕😕😕
No os preocupéis, tenemos recursos para todo, así que seguro en Comisaría se puede solucionar el tema. Mientras se discute esta opción 😕😕😕, horror: se rompen correas del alternador del coche.
Es sábado, así que no se puede arreglar el vehículo y tampoco se puede obtener el pasaporte hasta el lunes, así que tenemos el primer cambio de planes, una parte de la expedición tiene que quedarse todo el fin de semana en Algeciras. El resto del personal sigue su camino hacia Dar Khizana.
Morabito, junto a playa de Beni Baroun.
Una foto del bonito albergue que nos ha acogido durante toda la semana:
Y, para no perder el tiempo, salimos ya a inspeccionar el terreno, echamos un vistazo por la pista forestal, observamos flora y fauna y tomamos nuestras primeras notas e impresiones del terreno.
Aparte de echar un vistazo hemos escuchado un inquietante sonido similar al que reproducimos a continuación, ¿alguien se atreve a aventurar a quién pertenece?
"Canis anthus"
En la última entrada os "retábamos" a adivinar de quién procedía un aullido que escuchamos en los bosques del Talassemtane y que nosotros creímos identificar como perteneciente a lo que antes se denominaba chacal dorado "Canis aureus".
En la última entrada os "retábamos" a adivinar de quién procedía un aullido que escuchamos en los bosques del Talassemtane y que nosotros creímos identificar como perteneciente a lo que antes se denominaba chacal dorado "Canis aureus".
Al día siguiente no pudimos resistir la tentación y acudimos al mismo lugar a ver si confirmábamos nuestras sospechas, cosa que hicimos en este maravilloso rincón del bosque de pinsapos con algunos de sus hermanos los cedros del Atlas.
Y es que.... en palabras de Manolo Tapia, que cogemos prestadas de su entrada en el facebook de Guelaya-Melilla, así lo vivimos:
Cuando vimos las primeras imágenes del lobo dorado en nuestras cámaras sólo nos faltó aullar como ellos. Ha sido para nosotros realmente emocionante conseguir sorprender a este animal mítico.
La especie protagonista de esta cuarta expedición de la SEBI ha sido, sin duda, el lobo dorado africano (Canis anthus). Hace pocas décadas, cuando aún no se sabía que era un lobo y lo denominábamos erróneamente chacal dorado (Canis aureus), era relativamente abundante en toda la región del Rif. Cazado y envenenado de forma indiscriminada, en estos pocos años ha pasado a ser una criatura escasa, relegada a los lugares más recónditos y desconfiada a más no poder, como muestra el ejemplar de la imagen. Ha sido en el 2015 cuando definitivamente se ha demostrado que esta especie tiene mucho más en común con el lobo o el coyote que con los chacales dorados del este de Europa y Asia, por lo que era muy importante para nosotros lograr imágenes de los ejemplares del Talassemtane para ratificar su presencia y para que los expertos puedan estudiar distintos aspectos de su anatomía.
Compartimos nuestra alegría por whatsap con el equipo "B" que aún seguía sufriendo en la península...
... Y mientras en Marruecos ... entrevistas con pastores:
Visita al Centro de Interpretación del Parque Nacional del Talassemtane, donde vimos más lobo dorado africano...
Y también estuvimos departiendo con el Director del Parque, así como con el coordinador del Proyecto LIFE Tetraclinis Europa, en una mañana de puesta en común de experiencias por parte de cada uno de los miembros de la reunión, que nos llevará a colaborar en nuestros mutuos proyectos.
EL EQUIPO
Tenía que llegar el día en que se incorporara el resto del equipo, después de arreglar por fin el tema coche y el tema pasaporte, así que el martes por la mañana ya estábamos listos para desayunar, por fin todos juntos, en nuestro albergue.
Dulces, mermeladas diversas, mantequilla y queso hechos por Mohammed nos hacían empezar el día con mucha energía en Dar-Khizana.
Dulces, mermeladas diversas, mantequilla y queso hechos por Mohammed nos hacían empezar el día con mucha energía en Dar-Khizana.
Esta energía es la que necesita el equipo compuesto de biólogos, ambiéntologos, ingenieros forestales, naturalistas todos ellos, de la Sociedad de Estudios Biológicos Iberoafricanos, para las tareas a las que se enfrenta a lo largo de estos días de campo.
En esta ocasión, y siendo la primera vez que venimos a la zona del Talassemtane, hemos hecho muchos kilómetros para conocer el terreno, hablar con la gente y hacernos una primera idea, que completaremos en futuras visitas, en las que prospectaremos más en profundidad.
Exploramos el terreno, tanto en planos como en vivo y en directo.
Hablamos con la gente
A veces nos sorprendemos de lo dura que puede llegar a ser aquí la vida.
Y hacemos fotos, muchas fotos
Agama de Bribón "Agama impalearis" |
Anguila "Anguilla anguilla" |
Rana verde norteafricana "Phelophylax saharica" |
También nos interesa la flora 😊😍
Acebo "Ilex aquifolium" |
... pero aún nos queda mucho Talassemtane por descubrir
OTRO PUNTO DE VISTA
La mitad de nuestra expedición (Lola, Félix, Manolo, Adri y Martín Sandoval, técnico en la Dirección General de Medio Natural de Murcia, que nos acompañaba en este viaje), salió de Melilla el 7 de octubre de 2017, para unirse con el resto del grupo (Pablo, José, Rubén y yo) en Bab Taza, al sur de Xauen, el sábado 9 de octubre; noventa y seis años menos seis días después de que anduviera por estas tierras africanas nuestro naturalista.
Por motivos de trabajo, nosotros viajaríamos dos días más tarde y entraríamos a Marruecos por Ceuta. Aunque todo parecía bien planificado, incluso ciertas cosas hasta el detalle, no en vano Adri es un excelente organizador al que prácticamente ningún detalle le suele pasar por alto, la providencia no debía estar de nuestra parte. Nada más salir me di cuenta que llevaba mi pasaporte caducado, apenas 6 días, pero caducado. Tendría que acudir precipitadamente, como ya hice en otra ocasión, a la jefatura de policía de Ceuta para renovarlo, pero esto no podría ser hasta el lunes. Al menos durante tres horas tuve que aguantar estoicamente que mis compañeros de coche y el resto de la expedición desde Marruecos vía whatsapp, se descojonaran de mí y de mi congénito despiste.
Afortunadamente (para mí), la cosa terminó de cuajo cuando el coche de Félix, que nosotros llevábamos, se vino abajo en Algeciras y no fuimos capaces de arrancarlo. La correa del ventilador se había roto y, con ellas, algunas otras cosas más. Después de ponernos en contacto con el seguro, recibir a la grúa que desplazó el coche hasta un garaje, y esperar al taxi, desembarcamos en el hotel que el seguro nos había habilitado para la espera. ¡Ya no era sólo mi pasaporte, también había que esperar a que el coche estuviera arreglado! Aunque nuestra situación no había cambiado sustancialmente, para mí la rotura del coche fue un alivio: ya no era yo el único culpable de aquella espera tan desesperante.
Dos días y unos cuantos platos de pescado frito más tarde, nos encontrábamos en la frontera del Tarajal con todos los pasaportes en vigor, el coche como nuevo, y dispuestos a cruzar cuanto antes. ¡Ingenuos! No contábamos con nuestro sino, al que inocentemente pensábamos haber dejado atrás en el otro continente.
En ésta ocasión, se nos puso delante en forma de jefe de frontera cabreado y hambriento que, a las once de la noche y sin cenar, se le habían atravesado, al parecer, algunos cotidianos imprevistos que lo tenían para tomar un camino. Al vernos aparecer montados en un coche cuya propiedad ninguno de nosotros podía acreditar y pese a explicarle, con una sonrisa de oreja a oreja, que su propietario estaba ya en Marruecos, por lo que nos era del todo imposible conseguir una acreditación de su puño y letra que nos habilitara para conducirlo, vio en nosotros el chivo expiatorio a todos sus males. Con un cierto regusto por encontrar a alguien en quien descargar su mal humor, nos comunicó que no podíamos cruzar la frontera si no disponíamos del dichoso permiso que nos acreditara como conductores del coche de Félix. Durante unos momentos nos quedamos boquiabiertos sin saber muy bien que hacer. Afortunadamente, llevamos muchos años viajando a Marruecos y conocemos algo su carácter y manera de entender las cosas de la vida. Así que decidimos redactar nosotros mismos aquel papelote con la autorización de Félix, que, bien acomodado en el Albergue de Bab Taza, no podía dejar de reírse de nuestra suerte.
En ésta ocasión, se nos puso delante en forma de jefe de frontera cabreado y hambriento que, a las once de la noche y sin cenar, se le habían atravesado, al parecer, algunos cotidianos imprevistos que lo tenían para tomar un camino. Al vernos aparecer montados en un coche cuya propiedad ninguno de nosotros podía acreditar y pese a explicarle, con una sonrisa de oreja a oreja, que su propietario estaba ya en Marruecos, por lo que nos era del todo imposible conseguir una acreditación de su puño y letra que nos habilitara para conducirlo, vio en nosotros el chivo expiatorio a todos sus males. Con un cierto regusto por encontrar a alguien en quien descargar su mal humor, nos comunicó que no podíamos cruzar la frontera si no disponíamos del dichoso permiso que nos acreditara como conductores del coche de Félix. Durante unos momentos nos quedamos boquiabiertos sin saber muy bien que hacer. Afortunadamente, llevamos muchos años viajando a Marruecos y conocemos algo su carácter y manera de entender las cosas de la vida. Así que decidimos redactar nosotros mismos aquel papelote con la autorización de Félix, que, bien acomodado en el Albergue de Bab Taza, no podía dejar de reírse de nuestra suerte.
Redactado y firmado en una hoja arrancada de libreta, nos dirigimos a la garita del jefe con el papel en la mano. Aquel lo miró incrédulo durante unos segundos y mientras nos lo devolvía balbuceó en árabe: “tiene que ir sellado por la policía nacional española”. Eso suponía que debíamos entrar en Marruecos para, inmediatamente, dar la vuelta y salir en dirección a la frontera española donde se encontraba nuestra policía nacional. Con los pasaportes sellados de entrada a Marruecos nos dirigimos a la salida, no sin antes tener que dar una larga y enrevesada explicación de por qué, apenas un minuto después de haber entrado en el país, nos empeñábamos en salir. Afortunadamente fue Rubén, con su natural parsimonia, el encargado de tan rocambolesca explicación que, por supuesto, el guardia marroquí dispuesto en la salida no entendió, aunque mirando la cara de convencimiento absoluto que lucía Rubén, debió interpretar que aquella cara iba en consonancia con una sentido lógico de la situación, y nos dejó pasar. De vuelta en España, nos dirigimos al puesto de la policía nacional. Preguntamos por el cargo más alto: estaba claro que esta historia no éramos capaces de contarla más de una vez y pensamos que lo más rápido era atajar llegando directamente al que tenía la última palabra. La policía, una vez al tanto de nuestras pesquisas y teniendo en la mano nuestro cutre permiso, vio claro que aquel despropósito sólo podía tener una solución: el sello sobre él. En apenas 30 minutos estábamos de nuevo, con cara de póquer, en la frontera marroquí mostrándole a todo el mundo que lo quería ver la cuartilla de libreta con el sello de la policía española. Insistimos en ver al jefe para mostrarle nuestro permiso sellado, pero éste ya se había ido y nadie puso ahora ningún inconveniente a nuestra entrada. Todo lo ocurrido hacía apenas media hora, parecía no haber pasado nunca. Nos sellaron de nuevo los pasaportes, sin requerirnos oficialmente nuestro permiso, y cruzamos con cara de idiotas la frontera. A eso de las 2 de la madrugada, nos disponíamos a dormir en un alojamiento de Tetuán, después de habernos metido entre pecho y espalda una mierda de hamburguesa moruna con patatas fritas congeladas, probablemente importadas de china.
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